El contrato de alquiler temporal es una modalidad de arrendamiento cada vez más utilizada para satisfacer necesidades específicas y transitorias de alojamiento, como estudios, trabajo temporal, eventos o vacaciones. A diferencia del arrendamiento habitual, este tipo de contrato está diseñado para cubrir períodos limitados y no implica la constitución de una residencia permanente.
En este artículo te detallamos las características principales de este tipo de contrato, su regulación, las situaciones en las que se utiliza, así como las diferencias clave con otros tipos de arrendamiento.
¿Qué es un contrato de alquiler temporal?
El contrato de alquiler temporal, también conocido como arrendamiento de temporada, es un acuerdo entre arrendador y arrendatario que establece el uso de un inmueble por un período determinado.
Según el artículo 3.2 de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) este tipo de arrendamiento, que se enmarca dentro de los «arrendamientos para uso distinto del de vivienda habitual», se caracteriza por su naturaleza transitoria y está destinado a cubrir necesidades puntuales, como estudios, trabajo temporal, vacaciones o la participación en eventos específicos.
Ejemplos comunes incluyen alquileres vacacionales, estancias para profesionales desplazados o viviendas utilizadas durante actividades recreativas o profesionales.
Duración del contrato de alquiler temporal
La duración de este tipo de contrato no está fijada por la ley, ya que depende del acuerdo entre las partes. Sin embargo, se suele establecer un período que oscila entre 32 días y 11 meses, aunque puede ser más largo si así se acuerda entre las partes.
Es posible que el contrato se prorrogue si ambas partes lo acuerdan y se justifica la temporalidad de la estancia. Las prórrogas deben pactarse expresamente y no son automáticas.
Es fundamental que en el contrato se justifique la naturaleza temporal del arrendamiento para evitar su interpretación como un arrendamiento de vivienda habitual, lo cual tendría implicaciones legales diferentes.
¿Cuándo se utiliza un contrato de alquiler temporal?
Los contratos de alquiler temporal son ideales en una variedad de situaciones, tales como:
- Mudanzas temporales por proyectos profesionales: Cuando un trabajador requiere instalarse en otra ciudad o país por motivos laborales por un tiempo determinado.
- Residencias temporales por estudios: Destinados a estudiantes y/o personas que asisten a cursos, talleres o programas de formación intensiva en localidades diferentes a su residencia habitual.
- Estancias para eventos culturales o deportivos: Alquileres ligados a la participación en ferias, congresos o proyectos temporales.
- Alquileres vacacionales en temporadas intermedias: Para personas que desean un alojamiento temporal fuera de los períodos de máxima demanda turística.
Fianza
La fianza es un requisito legal según el artículo 36 de la LAU. En los contratos de alquiler temporal, esta debe ser equivalente a dos mensualidades de renta. La fianza se devuelve al finalizar el contrato, salvo que existan deudas o desperfectos imputables al arrendatario.
Rescisión del contrato y penalizaciones
Un contrato de alquiler temporal puede rescindirse antes de su vencimiento si se incumplen las condiciones pactadas y bajo determinadas circunstancias. Las causas más comunes de rescisión incluyen:
- Impago de la renta o la fianza.
- Realización de actividades ilegales, molestas o peligrosas en el inmueble.
- Daños intencionales al inmueble.
- Subarriendo no autorizado.
Si alguna de las partes desea rescindir el contrato de manera anticipada, debe seguir lo estipulado en las cláusulas, que generalmente incluyen una notificación previa de 30 a 60 días. Además, se pueden establecer penalizaciones en caso de incumplimiento de los plazos acordados.
Diferencias clave entre alquiler temporal, turístico y habitual
Es común confundir los contratos de alquiler temporal con otros tipos de arrendamiento. A continuación, se detallan las principales diferencias:
- Alquiler habitual: Este contrato está destinado a ser la residencia principal y permanente del inquilino. Tiene una duración mínima de cinco años si el arrendador es una persona física. El arrendatario puede empadronarse en la vivienda y tiene derechos de permanencia.
- Alquiler temporal: Está orientado a satisfacer necesidades transitorias, como trabajo o estudios y no implica el uso del inmueble como residencia habitual. El arrendatario ya tiene una residencia fija y utiliza la vivienda de manera puntual y temporal.
- Alquiler turístico: Se refiere a estancias cortas, generalmente de menos de 31 días, destinadas a fines vacacionales. Además, incluye servicios adicionales propios de la industria hotelera, como limpieza o cambio de sábanas.
El contrato de alquiler temporal es una herramienta útil y flexible para aquellos que necesitan una solución de alojamiento por un tiempo limitado. Ya sea por motivos laborales, educativos o personales, este tipo de contrato ofrece la posibilidad de ajustar la duración y las condiciones a las necesidades específicas de las partes. Para evitar malentendidos y proteger a ambas partes, es crucial redactar el contrato de forma clara y detallada, incluyendo cláusulas que especifiquen la temporalidad del arrendamiento y los derechos y obligaciones de cada parte.
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